Hoy quería abordar un tema del que no se habla demasiado y
que está cargado de creencias culturales que arrastramos de generaciones
anteriores en nuestra cultura: el sexo durante el embarazo.
Durante el embarazo tanto el hombre como la mujer como su
relación de pareja, sufren cambios importantes. La mujer empieza a adquirir un
nuevo rol de futura madre, y el hombre empieza a percibir el nuevo rol de su
pareja. El hombre suele tener dudas sobre cuál puede ser la mejor manera de tener
relaciones sexuales con su pareja y suele tener más en cuenta la receptividad
de la mujer, reduciéndose la frecuencia y la fogosidad de los contactos
sexuales. La mujer pasa por muchos cambios físicos y psicológicos durante el
embarazo. Su cuerpo sufre cambios importantes en poco tiempo viéndose, en
general, menos atractiva. También pasa por momentos en los que está incómoda físicamente.
Es importante que el hombre adopte una actitud de comprensión y afecto en este
periodo con su pareja; la mujer es más exigente a la hora de escoger padre para
sus hijos que pareja para ella. Si en este momento vital tan crucial el hombre
no está a la altura, incidirá directamente en la libido de su pareja.
Durante las últimas semanas previas al parto y las
posteriores, el sexo desaparece de las actividades prioritarias de la pareja. Los
padres focalizan sus esfuerzos en las necesidades del nuevo hijo y en acoplarse
a su nueva situación familiar. A partir de este momento pueden desarrollar el
síndrome de papa y mama. Este síndrome puede durar 1 o 2 años y puede cronificarse
hasta generar grietas en la pareja difíciles de solventar. La nueva situación
de padre y madre puede generar diversos problemas en la pareja; hay nuevas
tareas a repartir, lo cual genera discusiones, las tareas producen cansancio y aprender
a interpretar las demandas de un niño que no sabe hablar, produce estrés y puede
acabar en sensación de impotencia. Aquí puede estar el origen de la inapetencia
sexual en la pareja.
A partir de aquí hay dos posibles pasos: la superación positiva
o la superación negativa. En el caso de la superación positiva, este proceso
ayudará a que la pareja se acople de nuevo, habrán resuelto los problemas que
han ido surgiendo y estarán satisfechos de sí mismos y de su pareja. Se
generará una admiración mutua en sus nuevos roles y ayudará a reactivar el deseo
y la pareja. En el caso de la superación negativa la pareja asumirá tanto sus
roles de papá y mamá que se convertirán en una pareja filial y ya no serán
pareja sexual.
Es lógico que en procesos tan complejos como la
maternidad-paternidad surjan muchas complicaciones, pero también es importante
ser conscientes de que necesitamos ayuda antes de que la pareja sufra tantas
grietas que sea muy complicado solventarlas, incluso con terapia de pareja. Tomar
conciencia de que necesitamos ayuda, incluso aunque no tengamos grandes
problemas todavía, nos va a ayudar a vivir este proceso de la manera más sana
posible y a aprovechar la experiencia para crecer personalmente y en pareja.
“La pareja puede ser
una gran escuela de diálogo o la cárcel de nuestras libertades”
Estoy embarazada de 5 meses y la verdad me he sentido muy identificada, mucho más tranquila después de leer que hay cosas que son normales que nos pasen a mi chico y a mi...
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