Después de las Navidades siempre nos planteamos “cumplir
todas las metas pendientes” para crecer y sentirnos bien con nosotros mismos. Es
la sensación de querer aprender, conseguir objetivos, hacer cambios y mejorar.
Muchos de los propósitos ya nos los hemos planteado otros
años: adelgazar, apuntarme al gimansio (e ir), aprender inglés, comer mejor,
ser más puntual…
Es importante diferenciar entre los propósitos que
deberíamos cumplir y los propósitos que realmente queremos cumplir y que nos
van a llenar. También es importante ser realista en cuanto a los que podemos
cumplir. Tenemos un tiempo y una energía limitados, que no nos van a permitir
cumplir todos los objetivos que nos planteemos a priori.
El cambio de año es un buen momento para plantearnos nuevas
metas, pero de manera consciente. Si queremos abarcar demasiado, o en el fondo,
las metas que debemos cumplir no son las que nos motivan, no vamos a conseguir llegar
a ellas y probablemente, aparecerá una sensación de frustración, que puede desmotivarnos
en nuestro día a día y volverse en nuestra contra.
Siempre los cambios son síntoma de salud y autoestima pero, si realmente
quieres conseguirlos en este nuevo año, ten en cuenta estas recomendaciones:
- Date un tiempo para reflexionar sobre los objetivos que te planteas este año.
- Una vez los tengas decididos, piensa si realmente los objetivos que quieres cumplir son por ti mismo o por cumplir las expectativas de los demás, descarta los segundos.
- Intenta concretar los objetivos seleccionados, evitando generalizar. Utiliza comportamientos en vez de adjetivos para describirlos. Por ejemplo: cambia “tengo que ser más puntual” por “me gustaría organizar mejor mi tiempo” y plantéate cómo hacerlo. Puedes organizar tu día al levantarte para aprovechar tu tiempo al máximo y ayudarte de una agenda.
- Se realista. Elige uno o dos objetivos y prioriza en lo que te vaya a llenar más a nivel personal. Las cosas que nos suelen llenar más son aquellas que implicar aprender algo nuevo y que están relacionadas con nuestro tiempo de ocio o con una expectativa de mejora profesional. Por ejemplo: aprender a cocinar y disfrutar de la cocina con tu familia y amigos o hacer un curso que te abra una nueva puerta profesional.
- Procura convertir tus propósitos en tu nuevo estilo de vida y disfrutar de cada momento del proceso. A veces nos centramos demasiado en la meta y no en el proceso, que es lo que tenemos aquí y ahora.
En definitiva no te propongas metas que ya sabes que no
puedes cumplir y aprende a cuidarte y quererte a través de la consecución de
tus objetivos, disfrutándolos, flexibilizándolos y compartiéndolos con tus
seres queridos.
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